Ayer a la tarde, a esta hora, salía de mi casa para ir a vacunarme a la Posta de Vacunación de Saladillo. Durante todo el día, mis pensamientos habían oscilado entre "es un trámite engorroso pero necesario" y "espero poder estar a la altura de las circunstancias". Bueno...me encontré con una fiesta.

En menos de una hora estaba de vuelta en casa. Con recuerdos inolvidables de unos momentos que le hace bien al alma. El montaje y la organización eran impecables. Se respiraba un aire de alegría y tranquilidad; mucha gente joven dando lo mejor de sí para hacernos sentir cómodos y relajados. Alguien tenía sed: apareció un vasito de agua. Alguien se olvidó el barbijo: apareció uno nuevo en segundos. Desde el primer lugar hasta el último, aunque eran unos pocos pasos, siempre alguien nos acompañó, eliminando toda incertidumbre. Esos jóvenes nos hicieron sentir como los seres más preciados y cuidados.

Quiero agradecer a todos y cada uno, con una especial felicitación a los organizadores y administradores que pensaron hasta el último detalle, y que supieron inspirar tanto amor a este maravilloso equipo de profesionales de la salud. Gracias, Saladillo. Gracias, Argentina.