Locales VOLVER

Francisco "Pancho" Cirone, un caballero dentro y fuera de las canchas.

Por Oscar "Cacho" Debiasi

26 de noviembre de 2021 23:56

Con todo respeto y aunque parezca una incoherencia, voy a recurrir paradojicamente a un diminutivo, para citar a un "grande" Panchito, creo que te fuiste sin que el deporte de Saladillo y la gente de Huracán, club del que me identifico, te brindará el reconocimiento que te habías echo acreedor por tu brillante carrera.

Falta un tiempo para que se cumplan 15 años de la desaparición física de Francisco "Pancho" Cirone, un modelo de deportista ejemplar, íntegro, metódico, disciplinado, un espejo donde reflejarse, reconocido por compañeros, pero también por adversarios y cuya vida ordenada, le permitió desempeñarse como jugador hasta muy veterano.

Fuiste ejemplo de caballerosidad deportiva dentro y fuera del campo de juego. Como futbolista, vestiste la casaca de Jacobo Urso, de la Selección de Saladillo pero la "blanca y negra" de Huracán fue la de tus amores, la que te quisiste poner el día que te fuiste y te la llevaste en el cajón. Practicó otros deportes, con igual eficacia como pelota a paleta. Por ejemplo, logró alternar y competir con los mejores futbolistas de su época. Ya como Director Técnico, fuiste protagonista en la inolvidable epopeya con el combinado saladillense en Tres Arroyos, donde el azar del cara o seca de una moneda, nos marginó del Campeonato Argentino, en aquella nunca olvidada Final.

Ese día acompañaron al combinado que dirigía "Pancho" cientos de personas en un tren fletado especialmente a Tres Arroyos.

Militar retirado del Distrito Militar N° 21, allí también se ganó el respeto y la consideración de sus camaradas de armas.

La mano franca, siempre tendida al necesitado, incondicional, en vos se hizo realidad aquello de: hacer de la amistad un culto y del amigo un hermano.

Todo un ejemplo de disciplina y conducta, no es casual que en los equipos en los que se desempeñó siempre tuvo el privilegio de ejercer la capitanía. Si bien las generaciones jóvenes no llegaron a conocerlo, un prototipo -por referencias- donde reflejarse.

Te has subido al tren de la muerte, aquel que conduce al viaje sin regreso; bajaras por lo tanto, al sepulcro con la conciencia tranquila, de haber saldado tus deudas con la vida, sucumbiendo nosotros a dos sentimientos encontrados: el dolor por la pérdida irreparable y en oposición, la satisfacción por habernos brindado tu cálida y sincera amistad.

Comparte tu opinión | Dejanos un comentario

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.