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El video que divulgó Caamaño es sólo una corroboración visual irrebatible. Pero sobre estas desviaciones no se escuchan autocríticas. Un silencio relevante, porque el mandato central con el que Cambiemos llegó al poder tenía que ver con la regeneración de las instituciones.
30 de diciembre de 2021 08:09
Una de las consecuencias de la polarización que organiza el tablero del poder en blanco y negro, es que infantiliza el debate hasta extremos delirantes. Es decir, satisface la fantasía pueril según
la cual el propio mundo es un paraíso de valores, inmaculado y luminoso, y el
del rival concentra todos los vicios y miserias. Ese antagonismo irreflexivo presta un servicio invalorable: impide entrar en contacto con las
perturbadoras contradicciones de las que está plagado el propio campo. Sobre
todo, con una, principal: que el sector al que uno
pertenece presenta algunos rasgos del contrincante al que se abomina. Cada facción obtiene, entonces, un beneficio. El conjunto, por
supuesto, se degrada. Porque esa visión maniquea de los problemas y
dificultades bloquea cualquier intento de reforma o solución.
Desde hace varios años el país está atrapado en esta
disociación. Aun cuando aparezcan informaciones
que demuestran que entre los dos ejércitos en pugna existen vergonzosas
continuidades. La presentación judicial que la jefa de la AFI, Cristina Caamaño, formuló el lunes, denunciando el montaje de causas judiciales contra
sindicalistas durante la gestión de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal pone en evidencia esa zona de intersección. Demuestra que entre
las gestiones del kirchnerismo y de Cambiemos ha habido una lamentable
continuidad respecto de una patología: la manipulación de la justicia federal a
través de los servicios de Inteligencia para ejecutar persecuciones políticas.
Cuando se examina en detalle esa historia, sale a la luz una urdimbre que
carece de fronteras partidarias. Quedan al desnudo complicidades cada vez más
ostensibles que se extienden entre dos fracciones, al parecer,
irreconciliables. La constatación es desagradable: en el centro de la democracia se ha ido
expandiendo un entramado mafioso en el que conviven el espionaje y los
tribunales. Hay nombres que se repiten. Prácticas que
vuelven. Son las ruinas circulares del sistema, donde prospera la corrupción. Y
donde ahora asoma el narcotráfico.
Cuando presentó a su gabinete, en
diciembre de 2015, Mauricio Macri admitió que no tenía todavía el nombre del
nuevo director del área de Inteligencia. Pero prometió que la AFI "estará
al servicio de la seguridad nacional, y no como en los últimos años, que se usó
para hostigar y espiar a los ciudadanos". Es evidente que no pudo, no supo
o no quiso cumplir. En los expedientes judiciales relacionados con la
inteligencia clandestina desbordan las evidencias. La primera denuncia
detallada sobre esta deformación se publicó en LA NACION el 2 de abril de 2017. El video que
divulgó Caamaño es sólo una corroboración visual irrebatible. Pero sobre estas desviaciones no se escuchan autocríticas. Un silencio
relevante, porque el mandato central con el que Cambiemos llegó al poder tenía
que ver con la regeneración de las instituciones.
En las imágenes de la reunión en la
que Marcelo Villegas, el ex ministro de Trabajo de Vidal, confiesa su fantasía de armar una
Gestapo para perseguir a gremialistas, se superponen varios significados. El
más obvio es que presta inmerecidos servicios a Cristina Kirchner y, centrando el foco, a Pablo
Medina, "el Pata". La escena parece haber sido
diseñada a medida de la coartada que suele exponer la vicepresidenta: durante
la gestión de Macri existió un dispositivo integrado por funcionarios, espías,
jueces y fiscales, destinado a hostigar a los adversarios. Es la explicación
con la que ella aspira a salir impune de una serie interminable de causas
ligadas a hechos inocultables de corrupción.
Medina se acopla a
la teoría del lawfare. A pesar de ser "un personaje
nefasto, si los hay". La caracterización pertenece a la
señora de Kirchner, quien en una entrevista con Beto Casella del 15 de octubre
de 2017 aclaró que cuando, en 2005, ella había sido candidata a senadora, el
sindicalista había apoyado a la lista de Hilda
"Chiche" Duhalde. A la luz de sus declaraciones actuales,
aquellos dichos parecen contribuir al lawfare contra el mártir Medina. Una curiosidad de esa conversación con
Casella: la entrevistada defenestra también al ya por entonces fallecido
gremialista Gerónimo
"Momo" Venegas, recordando que su hija reclamaba la
fortuna de su padre, con la que se habían quedado sus sucesores en el sindicato
de rurales. Quien era el segundo de Venegas, Cecilio Salazar, es el actual intendente de San Pedro, por el Frente de Todos.
La fiscal a la que se referiría el ex
ministro Villegas sería Silvia Cavallo. Sin embargo, la sorpresa estaría en la Procuración, que según el mismo
funcionario apoyaría la investigación. En junio de 2017 la procuradora seguía
siendo Alejandra Gils
Carbó. A lo mejor también para ella, como para Cristina
Kirchner, el "Pata" era "un personaje nefasto". Va a ser
interesante ver a Gils Carbó aclarar en tribunales que ella no recibía órdenes
de la AFI de Macri.
Otra capa de los múltiples significados
del video divulgado por Caamaño, acaso la más densa, tiene que ver con la
presencia de tres funcionarios de la AFI en el encuentro. Sebastián De Stefano, Diego Dalmau
Pereyra y Darío Biorci. La primera perla, la más superficial,
es idiomática. Biorci, en su fonética argentinizada, es "biorsi". Así
llama el lunfardo al cuarto de baño. Deriva de "servicio". Para
volver a Borges, el nombre es arquetipo de la cosa.De Stefano era el director de Jurídicos
de la AFI. Es decir, el encargado de las relaciones con los
tribunales. Su padrino es el binguero Daniel
Angelici. Biorci es el cuñado y jefe de Gabinete de la
subdirectora de la AFI, Silvia Majdalani. Y Dalmau Pereyra es el agente al que Majdalani designó como jefe de Contrainteligencia, después de haber tomado con él un curso sobre espionaje, de dos
semanas, cuando era diputada. Dalmau ocupaba el sillón que había correspondido
a Antonio "Jaime" Stiuso en la antigua Secretaría de Inteligencia. Hay que prestar atención
a una peculiaridad de Majdalani, que demuestra las continuidades profundas de
este averno: Macri la hizo designar en 2009 en la Comisión de Seguimiento de los
Organismos de Inteligencia del Congreso por pedido de Francisco Larcher, el hombre de Néstor Kirchner en el espionaje. Larcher es íntimo amigo
de Majdalani. Y Majdalani llegó a la AFI no sólo por ser compinche de Nicolás Caputo, el hermano de la vida de Macri, sino por esa afinidad con Larcher.
Sobre esta genealogía no hay tweets de la vicepresidenta. Arribas suele alegar
que, cuando él llegó desde San Pablo, después de dedicarse durante 15 años a la
compraventa de jugadores de fútbol, Majdalani ya había sido designada. Estos
lazos y antecedentes han sido toda una definición política sobre lo que el ex
presidente se proponía en esa área de gestión.
Entre muchas otras operaciones
irregulares, a De Stéfano y
Dalmau se le atribuyeron responsabilidades en las escuchas clandestinas
avaladas por el juez Villena en el penal de Ezeiza. Fue al controlar las conversaciones de los presos kirchneristas que
aparecieron las referencias del diputado Eduardo
Valdés al caso que estallaría en Dolores contra el
fiscal Carlos Stornelli y Marcelo D'Alessio. La célebre causa "puf". Entre los vigilados de ese modo
estuvo también el "Pata" Medina: a raíz de una supuesta pelea
con Fabián de Sousa y con "Nariga" Núñez Carmona, Villegas intervino las comunicaciones del sindicalista. Alegó cierto
temor a que organice atentados desde la cárcel, debido a enfrentamientos
violentos de su nieto con rivales de la UOCRA. En las minuciosas investigaciones que llevaron adelante en Lomas de
Zamora los fiscales Cecilia Incardona y
Santiago Eyherabide, aparecieron numerosas pruebas de la
responsabilidad de agentes penitenciarios en estas maniobras. Iban desde el
jefe de Inteligencia del servicio carcelario, Cristian Suriano, hasta el director, Emiliano Blanco. Pero los camaristas federales Mariano
Llorens y Pablo Bertuzzi exculparon a esos agentes.
El papel de Villena en el monitoreo de
los presos de Ezeiza ha sido crucial. Y le ha costado el cargo, al que había
llegado cuando el juez natural de Lomas de Zamora, Alberto Santa Marina, se mudó a Madrid. Santa Marina fue designado por Majdalani delegado de
la AFI en esa capital. Así "la Turca" creó la vacante para su amigo
Villena. Desde el primer día Majdalani estableció un vínculo con la Justicia.
Para eso designó en la AFI al fallecido fiscal Eduardo Miragaya. Duró poco. Miragaya debió renunciar cuando se descubrió que era el autor
de una patraña: inventó una reunión de Cristina Kirchner y el juez Sebastián Casanello con Lázaro Báez, en Olivos, para acordar la impunidad del empresario. La intención
final era desplazar a Casanello de ese caso. Miragaya soñaba con asignárselo a
su madrina, María Servini. No sólo demostrarían la culpabilidad de la señora de Kirchner. También
se aproximarían a la billetera de Báez. Servini hoy investiga la existencia de
una presunta "mesa judicial" del macrismo para perseguir a la
vicepresidencia. Si lo hace bien, tal vez se encuentre con un espejo. En ese
expediente, impulsado por el opulento Cristóbal
López, Servini tiene en la picota a Fabián Rodríguez Simón, "Pepín". Es el adversario eterno de Angelici, a cuyos
cumpleaños Servini trata siempre de no faltar.
La presencia de De
Stefano en el video pone en primer plano otra dimensión de este submundo. El
rol de Angelici. Se trata de un engranaje
principal en el microcosmos de Macri. Proviene del negocio del juego y del
fútbol. Pero adquirió un poder extraordinario en el campo judicial. El
representante del Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura durante la gestión
de Cambiemos, Juan Bautista
Mahiques, fue puesto allí por Angelici. Hoy Mahiques es el
fiscal general de la gestión de Horacio Rodríguez
Larreta. Entre otras tareas, Mahiques se encargó como
consejero de la Magistratura de proteger todo lo posible a jueces como Eduardo Freiler y Rodolfo Canicoba
Corral. En el caso de este último, Mahiques llegó a ser
su mensajero ante funcionarios de Macri a los que el magistrado pretendía
procesar. Angelici fue también el padrino del consejero Juan Pablo Más Vélez, otro protector de Canicoba. Y hoy ejerce la supervisión de Carlos Matterson, quien llegó al Consejo de la Magistratura después de haber sido abogado
de sus bingos.
A propósito del juego en Córdoba,
muchos creen ver la mano de Angelici detrás del proyecto de legalización del
juego on line del diputado provincial Orlando
Arduh. Por ese proyecto, este radical de la línea
Evolución, de Rodrigo De Loredo, acaba de ser suspendido como afiliado de la UCR. Macri, en cambio, lo
respaldó, alegando que esa modalidad tecnológica es imparable. En la
legislatura bonaerense la gravitación de Angelici es más nítida: es el
protector de Cristian Gribaudo, el presidente del bloque de senadores de Juntos (ex "Juntos por
el Cambio"), quien llegó a la legislatura impulsado también por Jorge Macri.
De Stefano, quien está en el centro de
la tormenta del presunto montaje de causas judiciales que se ilustra en el
video, es un tentáculo principal de Angelici. Dominó el área de Jurídicos de la
AFI gracias al binguero y al abogado Darío
Richarte. Mano derecha de Angelici, Richarte fue el hombre
fuerte de la Secretaría de Inteligencia en tiempos de Fernando De la Rúa.
Después pasó a defender a funcionarios kirchneristas: desde Amado Boudou hasta José López, pasando por Daniel Cameron y Alfredo Scoccimarro. Renunció a esos patrocinios cuando la señora de Kirchner expulsó a
Stiuso del gobierno. Angelici lo impulsó al Comité de Disciplina de la AFA.
Satélite de este sistema, De Stefano tiene hoy dos funciones. Es
el encargado, por orden de Angelici, de diseñar la lista de candidatos al
Consejo de la Magistratura por los abogados de Juntos por el Cambio. Y es
director de la empresa Subterráneos de Buenos Aires. El subsuelo literal de la
ciudad. Una encrucijada para Larreta: ¿seguirá
manteniéndolo en el cargo? Son definiciones como ésta las que decidirán si
Larreta es un líder o un administrador.
El kirchnerismo
fantasea con la mesa judicial del macrismo. Si se mira bien
el mapa, el problema es Angelici. Él no fue una mesa judicial. Ha sido, hasta
hoy, una mueblería entera. Su influencia es tan extendida que a la Justicia de
Lomas de Zamora llegó en su momento un llamado desde la Casa Rosada para pedir
por la absolución de De Stefano. Fue durante el actual gobierno.