Los meses previos habían sido convulsionados en el país y Saladillo no fue ajeno a ello. Discusiones airadas y algunos episodios violentos fueron en aumento, rompiendo la tranquilidad de ese pueblo casi rural, que hacía sólo siete años había sido declarado ciudad.

En la esquina de Rivadavia y Moreno, se había levantado un monumento a Evita y el nombre de la avenida Rivadavia fue sustituido por el de Eva Perón en una acalorada sesión del Concejo Deliberante, en la que la minoría radical se retiró del recinto.

Otros lugares con simbología peronista fueron la placita de la estación, actualmente llamada Hipólito Yrigoyen, que había sido denominada Juan Domingo Perón, y el Parque Infantil "María Eva Duarte de Perón" ubicado en la esquina de Rivadavia y Estrada, con el lema de "Los únicos privilegiados son los niños". En el hall de la Municipalidad, había otro monumento a Evita, colocado por la gestión del Intendente Tomás Lissalde.

Triunfante la denominada "Revolución Libertadora", un golpe cívico-militar encabezado por el General Lonardi que derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, y conocida la noticia en Saladillo, se desató una caravana de odio por las calles de la ciudad.

Oficialmente, el Jefe del Distrito Militar Nº 21 con asiento en Saladillo, Juan Manuel Díaz, procede a retirar los símbolos del peronismo de la Municipalidad. Mientras tanto, un grupo descontrolado, toma de una obra en construcción el tablón de un andamio, con el que golpea y derriba el busto de Eva Perón de la Plaza. De los dirigentes, sólo participa el Director del semanario "El Argentino", Miguel Ángel Volonté, el resto observa, oculto tras las cortinas, desde las ventanas del Club Social.

El busto fue arrastrado, pateado y agredido con toda forma de vejámenes, por una horda que lo llevó hasta la zona de la estación, para finalmente tirarlo en el arroyo. Se intentó prender fuego la imprenta de "La Semana", un periódico que nació radical en los tiempos de Yrigoyen, pero que bajo la dirección de Juan Carlos Dellatorre adhirió a la política popular del gobierno de Perón.

Otra caravana avanzó por la avenida "Eva Perón" arrancando la cartelería con su nombre. La intención era llegar hasta el "Barrio Obrero", un conjunto de 28 viviendas inauguradas el año anterior. Van con la intención de destruirlo, talvez de incendiarlo, pero son detenidos por un grupo de militantes peronistas, montados a caballo a la altura del puente del ferrocarril provincial, los mismos que más tarde rescatarán el busto del arroyo y lo conservarán ocultándolo en un almacigo.

El grupo fue frenado y advertido de que no se respondería de las consecuencias si seguían con su idea. Recién allí pareció primar la cordura y regresaron por la avenida que volvería a llamarse Rivadavia.

Es ésta una triste página de nuestra historia nacional y local de la que hoy se cumplen 67 años. Un recuerdo para tener bien guardado en la memoria, para no permitir jamás que la semilla del odio vuelva a germinar por nuestras calles.